La música de Schoenberg y la de sus seguidores fue muy controvertida en sus días, y así permanece todavía en alguna medida. Como carece de un sentido de melodía definida, algunos oyentes la encontraban —y todavía la encuentran— difícil de seguir. A pesar de ello, actualmente se siguen interpretando, estudiando y escuchando obras como Pierrot Lunaire, mientras que se han olvidado otras composiciones contemporáneas que en su momento se consideraban más aceptables. En gran medida, la causa de esto es que su estilo pionero resultó muy influyente, incluso entre compositores que continuaron componiendo música tonal. A partir de ellas, muchos compositores han escrito música no basada en la tonalidad tradicional.
El serialismo integral representa un paso más adelante del dodecafonismo, y fue creada por el que fue discípulo de Schönberg, Anton Webern: se establece un orden no sólo para la sucesión de las diferentes alturas, sino para la sucesión de las diferentes duraciones (las "figuras", como la negra, corchea, etc.) y la sucesión de las dinámicas (los niveles de intensidad sonora), como también para la articulación. Todas estas series se repiten durante el transcurso de una obra. La técnica se ha llamado serialismo integral para distinguirla del serialismo limitado del dodecafonismo. Irónicamente, después de años de impopularidad, el estilo puntillista de Webern —en el que los sonidos individuales son cuidadosasmente ubicados en la obra de manera que cada uno tiene importancia— se convirtió en norma en Europa durante los años cincuenta y sesenta, y fue muy influyente entre compositores de la postguerra como Olivier Messiaen, Pierre Boulez,Luciano Berio, Luigi Nono, Karlheinz Stockhausen e Igor Stravinsky.
Neoclasicismo
El neoclasicismo en música refiere al movimiento del siglo XX que retomó una práctica común de tradición en cuanto a la armonía, al melodía, la forma, los timbres y los ritmos, pero mezclada con grandes disonancias atonales y ritmos sincopados, como punto de partida para componer música. Ígor Stravinski, Paul Hindemith, Sergéi Prokófiev, Dmitri Shostakóvich y Béla Bartók son los compositores más importantes usualmente mencionados en este estilo, pero también el prolífico Darius Milhaud y sus contemporáneos Francis Poulenc y Arthur Honegger.
El neoclasicismo nació al mismo tiempo que el retorno general a modelos racionales en las artes, en respuesta a la primera guerra mundial. Más pequeño, más escaso, más ordenado fueron las tendencias concebidas como respuesta a la saturación emocional que muchos sintieron había empujado a la gente a las trincheras. Teniendo en cuenta que los problemas económicos favorecían grupos más pequeños, la búsqueda por hacer “más con menos” se tornó en consecuencia una práctica obligada. Historia del soldado de Stravinski es por esta razón una semilla de pieza neoclásica, como sucede también en el concierto Los robles de Dumbarton, en su Sinfonía para instrumentos de viento o en la Sinfonía en do. La culminación neoclásica de Stravinski es su ópera El progreso del libertino («Rake's Progress»), con libreto del bien conocido poeta modernista W. H. Auden.
Durante un tiempo, el alemán Paul Hindemith fue rival de Stravinski en el neoclasicismo, mezclando punzantes disonancias, polifonía y cromatismo libre dentro de un estilo utilitario. Hindemith produjo trabajos de cámara y orquestales en este estilo, quizá el más famoso de ellos sea Mathis der Maler. Su producción de cámara incluye su Sonata para corno inglés y piano, un trabajo expresionista lleno de detalles oscuros y conexiones internas.
El neoclasicismo encontró una audiencia interesada en EE.UU.; la escuela de Nadia Boulangerpromulgó ideas musicales basadas en la comprensión de la música de Stravinski. Entre sus estudiantes se encuentran músicos neoclásicos como Elliott Carter (en su primer época), Aaron Copland, Roy Harris, Darius Milhaud, Astor Piazzolla y Virgil Thomson.
El rasgo más audible del neoclasicismo son melodías que usan la tercera como intervalo fijo, y agregan cromáticamente notas disonantes al ostinato, bloques armónicos y mezcla libre de polirritmos. El neoclasicismo ganó gran aceptación de la audiencia con rapidez, y fue internalizado por aquellos opositores al atonalismo como la verdadera música moderna.
En el contexto de la Unión Soviética, particularmente durante el gobierno de Iósif Stalin, el neoclasicismo se ubicó dentro del realismo socialista. Esta fue una corriente estética cuyo propósito fue expandir el conocimiento de los problemas sociales y las vivencias de los hombres por medio del arte. De esta manera los prominentes compositores Serguéi Prokófiev y Dmitri Shostakóvich tuvieron que componer forzadamente en este estilo, incorporando elementos nacionalistas y valores comunistas, pues cualquier tipo de vanguardia se consideraba como parte de la decadencia de la burguesía de occidente.
Música electrónica y concreta
Los avances tecnológicos en el siglo XX permitieron a los compositores utilizar medios electrónicos para producir sonidos. En Francia se desarrolló la música concreta escuela que producía sonidos existentes en el mundo. Se llama concreta porque según Pierre Schaeffer, su inventor, planteaba que está producida por objetos concretos y no por los abstractos que serían los instrumentos musicales tradicionales. El primero que dispuso de esos medios fue Edgar Varese, quien presentó Poème électronique en el pabellón Philips de la Exposición de Bruselas en 1958. En 1951, Schaeffer, junto a Pierre Henry, crearon el Grupo de Investigación de Música Concreta en París. Pronto atrajo un gran interés, y entre los que se acercaron se encontraban diferentes compositores significativos como Olivier Messiaen, Pierre Boulez, Jean Barraqué, Karlheinz Stockhausen, Edgard Varese, Iannis Xenakis, Michel Philippot y Arthur Honegger. La producción compositiva entre 1951 y 1953 comprendió Étude I (1951) y Étude II (1951) por Boulez, Timbres-durées (1952) por Messiaen, Étude (1952) por Stockhausen, Le microphone bien tempéré (1952) y La voile d’Orphée (1953) por Henry, Étude I (1953) por Philippot, Étude (1953) por Barraqué, las piezas mezcladas Toute la lyre (1951) y Orphée 53 (1953) por Schaeffer/Henry, y la música para película Masquerage (1952) por Schaeffer y Astrologie (1953) por Henry. En 1954 Varèse y Honegger visitaron el estudio para trabajar en las partes en cinta de Déserts y La rivière endormie. En Alemania en cambio la forma se usar la tecnología se llamó música electrónica, que es aquella que utiliza solamente sonidos producidos electrónicamente. El primer concierto tendría lugar en Darmstadt en 1951, sin embargo la primera obra de importancia sería El canto de los adolescentes de Karlheinz Stockhausen de 1956. En EE. UU., Milton Babbitt usó el sintetizador RCA Mark II para crear música. Otros compositores abandonaron los instrumentos convencionales, y usaron cintas magnéticas para crear música, grabar sonidos, y manipularlos de alguna manera. Hymnen (de Stockhausen), Déserts (de Edgard Varése) y Sincronismos (de Mario Davidovsky) ofrecen unos pocos ejemplos. Esta posibilidad tomó muchas formas: algunos compositores simplemente incorporaron instrumentos electrónicos dentro de piezas relativamente convencionales. Olivier Messiaen, por ejemplo, usó las Ondas Martenot en cierto número de trabajos. Oskar Sala creó la pista no musical para la película Los pájaros (de Alfred Hitchcock) usando el trautonium, un instrumento electrónico que él mismo ayudó a desarrollar. Morton Subotnick proveyó la música electrónica para 2001, una odisea del espacio. Otros compositores como Luigi Russolo, Mauricio Kagel y Joe Meek también aportaron a la investigación y exploración de la música electrónica.
Iannis Xenakis es otro compositor moderno que ha usado computadoras e instrumentos electrónicos (incluido uno inventado por él) en muchas composiciones. Algunos de estos trabajos electrónicos son piezas suavemente ambientadas, y otras muestran una violenta y salvaje sonoridad. Compositores como Alvin Lucier, Gordon Mumma y David Tudor crearon e interpretaron música electrónica en vivo, a menudo diseñando sus propios instrumentos o usando cintas. En el siglo XX florecieron una cantidad de instituciones especializas en música electrónica, siendo quizá el IRCAM de París la más conocida.
Música aleatoria y vanguadismo radical
Si bien el modernismo en sí es música de vanguardia, el vanguardismo dentro de ella se refiere a los movimientos más radicales y controversiales, donde el concepto de música llega hasta sus límites -si no ya los sobrepasa- utilizando elementos como ruidos, grabaciónes, el sentido del humor, el azar, la improvisación, el teatro, el absurdo, el ridículo, o la sorpresa. Dentro de los géneros generalmente ubicados dentro de esta corriente radical se encuentra la música aleatoria, la música electrónica en vivo, el teatro musical, la música ritual, la composición de procesos, el happening musical, o la música intuitiva, entre muchas otras. Entre los compositores más trascendentales que incursionaron en estas aventuras se encuentra John Cage en América y Karlheinz Stockhausen en Europa.
La música aleatoria o de azar es una técnica compositiva musical basada en el recurso a elementos no regulados por pautas establecidas y en la que adquiere un papel preponderante, es la improvisación a partir de las secuencias no estructuradas. Tales rasgos improvisadores pueden fijarse en la creación del autor o en el desarrollo de la propia interpretación. Es frecuente, en consecuencia, la composición de piezas aleatorias en las que el ejecutante determina la estructura final de la obra, mediante la reordenación de cada una de las secciones de la misma, o incluso mediante la interpretación simultánea de varias de ellas.
El azar es un rasgo definitorio de esta técnica compositiva que alcanzaría una notable difusión a partir de la década de 1950. Las corrientes aleatorias tuvieron algunas de sus más significativas representaciones en las creaciones del estadounidense John Cage con Music of Changes (1951) o 4′33″ (probablemente la obra más radical del siglo XX, famosa por consistir en la indicación de no tocar por 4 minutos y 33 segundos). También fue notable el uso del I Ching, un antiguo texto chino clásico sobre eventos cambiantes, el cual se convirtió en la herramienta compositiva habitual de Cage. Conocido también por la invención del piano preparado, compuso varias obras entre las que destaca Sonatas e interludios. El alemán Karlheinz Stockhausen con Hymnen (1967), y la electrónica Gesang der Jünglinge, fueron hitos importantes. Otros compositores como los italianos Bruno Maderna y Franco Donatoni, el polaco Witold Lutosławski, el griego Iannis Xenakis, el húngaro Gyorgy Ligeti, el español Luis de Pablo, los argentinos Alberto Ginastera, y Mauricio Kagel y los franceses Edgar Varese y Pierre Boulez también fueron significativos.
Las más destacadas modalidades en las que se plantea la creación aleatoria en la música contemporánea son la forma móvil, que impone diversas soluciones interpretativas de rango equiparable; la forma variable, en la que predomina la improvisación; y el llamado work in progress, que constituye el máximo grado de azar en la ejecución de la pieza. En todas ellas suelen incorporarse instrumentos clásicos, con especial atención al piano, y medios de ejecución electrónicos tales como sintetizadores, distorsionadores y cintas grabadas.
Micropolifonía y masas sonoras
En palabras de David Cope la micropolifonía se trata de «una simultaneidad de diferentes líneas, ritmos y timbres». La técnica fue desarrollada por György Ligeti, quien la explicó así: «La compleja polifonía de las voces individuales está enmarcada en un flujo armónico-musical, en el que las armonías no cambian súbitamente, sino que se van convirtiendo en otras; una combinación interválica discernible es gradualmente haciéndose borrosa, y de esta nubosidad es posible sentir que una nueva combinación interválica está tomando forma». «La micropolifonía se asemeja a los clústers, pero difiere de ellos en el uso que hace de líneas más dinámicas que estáticas». El primer ejemplo de micropolifonía en la obra de Ligeti se produce en el segundo movimiento de su composición orquestal Apparitions. También son pioneras en la aplicación de esta técnica su siguiente trabajo para orquesta Atmosphères y el primer movimiento de su Requiem, para soprano, mezzosoprano, coro mixto y orquesta sinfónica. Esta última obra alcanzó gran popularidad debido a que formó parte de la banda sonora de la película de Stanley Kubrick 2001: Una odisea del espacio
La técnica de la micropolifonía es más fácil de aplicar con agrupaciones más grandes o con instrumentos musicales polifónicos como el piano. Aunque el Poème Symphonique para 100 metrónomos crea «micropolifonía de una complejidad sin parangón».5Muchas de las piezas para piano de Ligeti son ejemplos de micropolifonía aplicados a esquemas rítmicos derivados del complejo "minimalismo" de Steve Reich y de la música de los pigmeos.
Intrínsecamente relacionada con la micropolifonía esta la masa de sonido o masa sonora que es una textura musical cuya composición, en contraste con otras texturas más tradicionales, «minimiza la importancia de las alturas musicales individuales para preferir la textura, el timbre y la dinámica como principales formadores del gesto y el impacto».
Esta técnica fue desarrollada partiendo de los clústers utilizados por el modernismo musical y después se extendió a la escritura orquestal hacia finales de los años 1950 y 60. La masa sonora «difumina la frontera entre el sonido y el ruido». Una textura puede disponerse de tal manera que «esté muy próxima al status de conjunto fusionado de timbres de un único objeto, por ejemplo el hermoso acorde Northern lights, en una distribución muy interesante de alturas, produce un sonido fusionado que se apoya en un redoble de platillo suspendido.»
Otros de los compositores más importantes de esta técnica fueron el polaco Krzysztof Penderecki con su obra Treno a las víctimas de Hiroshima y el griego Iannis Xenakis con su obra Metástasis.
Minimalismo
Varios compositores de la década de los sesenta comenzaron a explorar lo que ahora llamamos minimalismo. La más específica definición de minimalismo refiere al dominio de los procesos en música donde los fragmentos se superponen en capas unos a otros, a menudo se repiten, para producir la totalidad de la trama sonora. Ejemplos tempranos incluyen En do (de Terry Riley) y Tamborileando (de Steve Reich). La primera de estas obras hizo que Riley fuera considerado por muchos el padre del minimalismo; es una pieza formada por celdas melódicas comprimidas, que cada intérprete en un conjunto toca a su propio tempo. La onda minimalista de compositores —Terry Riley,Philip Glass, Steve Reich, La Monte Young, John Adams y Michael Nyman, para nombrar los más importantes— deseaban hacer la música accesible para los oyentes comunes, expresando cuestiones específicas y concretas de la forma dramática y musical, sin ocultarlas bajo la técnica, sino más bien haciéndolas explícitas, volviendo a las triadas mayores y menores de la música tonal, pero sin utilizar la funcionalidad armónica tradicional.
La música minimalista resulta controvertida para oyentes tradicionales. Sus críticos la encuentran demasiado repetitiva y vacía, mientras que sus defensores argumentan que los elementos fijos que a menudo son permanentes producen mayor interés en los pequeños cambios. De todas formas, el minimalismo han inspirado e influenciado a muchos compositores habitualmente no etiquetados como minimalistas (como Karlheinz Stockhausen y György Ligeti). Compositores como Arvo Pärt,John Tavener y Henryk Górecki, cuya Sinfonía N.º 3 fue el álbum clásico más vendido en los años noventa, encontraron gran éxito en lo que se ha dado en llamar “minimalismo feliz” en obras de profundo sentido religioso.Una diferencia clave entre el minimalismo y la música previa es el uso de diferentes celdas "fuera de fase", a gusto de los intérpretes; compare esto con la obertura de El oro del Rin de Richard Wagner, donde a pesar del uso de triadas de celdas, cada parte está controlada por un mismo impulso y se mueve a la misma velocidad.
La siguiente ola de compositores que incursionaron en este estilo no son llamados minimalistas por algunos, pero sí por otros. Por ejemplo, el compositor de ópera John Adams, y su alumno Aaron Jay Kernis. La expansión del miminalismo de un sistema musical a música dependiente de la textura para acompañar el movimiento ha generado una diversidad de composiciones y compositores.
Influencias del jazz
Desde principios del siglo la música afroamericana y el jazz influyó notablemente a compositores dentro y fuera de Estados Unidos. Dentro del país americano destacó Charles Ives y por sobre todos George Gershwin. Sin embargo compositores afroamericanos más vinculados al jazz también incursionaron en obras que estaban en un límite poco claro entre ambas músicas. Compositores tales como Will Marion Cook,Scott Joplin y Duke Ellington tuvieron una influencia indiscutida en la música docta de Estados Unidos. Algunas de las obras más importantes de principios de siglo que combinaron elementos del lenguaje del jazz con estilos clásicos fueron Rhapsody in Blue de George Gershwin, El rincón de los niños de Claude Debussy, los conciertos para piano en Re y en Sol de Maurice Ravel, el Ragtime para 11 instrumentos de Ígor Stravinski, o la Suite para piano 1922 de Paul Hindemith, entre muchas otras.
En la segunda mitad del siglo XX surgió el movimiento llamado Third Stream, literalmente Tercera corriente, aplicado a un estilo de hacer música que en los años 50 y 60 pretendió ofertar una vía de desarrollo que integraba las técnicas tanto del jazz como de la la música clásica. El término Third Stream fue acuñado por el compositor y solista de trompa, Gunther Schuller, a finales de los años 50, para describir la música que estaban desarrollando algunos artistas intentando establecer un puente entre las disciplinas y formas musicales europeas y el espíritu y la técnica del jazz. A tal fin, Schuller fundó un "Third Stream Department", en el Conservatorio de Nueva Inglaterra. En sentido amplio, la tercera corriente es parte de un proceso general de abolición de barreras musicales entre las diferentes clases de música. El origen del estilo suele fijarse en la evolución generada a partir de los postulados del Cool y el West Coast jazz, lo que sitúa a muchos otros músicos en la frontera entre ambos. El trombonista y violonchelista David Baker, el pianista Ran Blake, o el saxofonista yarreglista Bob Graettinger, fueron algunos de los músicos más implicados en la búsqueda de una verdadera third stream, aunque en el entorno de este estilo se han movido un importante número de músicos de peso en la historia del jazz: Modern Jazz Quartet, Gil Evans,Don Ellis, Bill Russo, George Russell, sin necesidad de irse a fusiones mucho más evidentes, como los arreglos de Jacques Loussier sobre la música de Bach.
Las opciones menos pretenciosas de esta corriente, acaban generando la aparición de un género típicamente europeo, asentado en sellos como ECM, que se conforman en grupos inusuales, dúos o solistas, que prescinden de un gran número de los elementos que habían caracterizado el jazz de los años 40 y 50: Explosiva energía, dureza, expresividad, intensidad, éxtasis y aceptación de la fealdad, para impulsar una estetización del jazz. Hacia finales del siglo XX el jazz europeo contemporáneo y la música clásica contemporánea se encuentran un estado de indiferenciación casi absoluta.
Música cinematográfica
Desde la llegada del cine sonoro a principios de la década de los 30', la música cumplió un rol crucial en la industria y el arte del cine. Muchos de los grandes compositores de la década tales como los rusos Prokofiev y Shostakovic, incursionaron también en esta área. Sin embargo llaman la atención ciertos compositores que se dedicaron casi exclusivamente a trabajar a través del cine. Aunque las musicalización de largometrajes durante los años 1940 estaban rezagadas décadas detrás de las innovaciones técnicas en el campo de la música de concierto, la década de 1950 vio el auge de la música para el cine modernista. El director Elia Kazan fue abierto a la idea de las influencias del jazz y las obras disonantes y trabajó con Alex North, cuya partitura de A Streetcar Named Desire (1951) combina la disonancia con elementos de blues y jazz. Kazan también se acercó a Leonard Bernstein para musicalizar On the Waterfront (1954) y el resultado fue una reminiscencia de las primeras obras de Aaron Copland e Igor Stravinsky, con sus "jazz basados en armonías y emocionantes ritmos aditivos". Un año después, Leonard Rosenman, inspirado por Arnold Schoenberg, experimentó con la atonalidad en sus calificaciones de al Este del Edén (1955) y Rebelde sin causa (1955). En sus diez años de colaboración con Alfred Hitchcock, Bernard Herrmannexperimentó con ideas en Vértigo (1958), Psycho (1960) y Los pájaros (1963). El uso de la música no-diegética de jazz fue otra innovación modernista, como la musicalización de la estrella del jazz Duke Ellington a la obra de Otto PremingerAnatomía de un asesinato (1959).